TEXTO LEÍDO POR PACO LOBO CON MOTIVO DE LA INAUGURACIÓN DE LA ESCULTURA A BALTASAR –BALTE

A Balte de Collanzo

Como dirías tú: «atiende p’acá»:

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Bien podría iniciar este pequeño homenaje, citando el título de aquella conocida película, Algunos hombres buenos; por lo que no encuentro otra forma mejor de comenzar que diciendo: hoy, 13 de abril de 2019, nos reunimos aquí para realizar un homenaje a la memoria de un hombre bueno. Acaso singular entre los buenos, un campeón. Siempre hablaste con el corazón, nunca te conocí un mal gesto, una mala palabra, siempre intentando conciliar las almas de los hombres.

En el año 2007, un grupo de ciclistas hicimos un pequeño reconocimiento, a ésta -tú ya sabes la importancia de la bicicleta- tu afición. Hace un tiempo, los aficionados de la zona nos propusimos un mayor compromiso con tu memoria. Hoy ha llegado ese momento y por ello hemos dado los pasos para hacer esta escultura sobre el ciclismo  , frente a tu garaje y  que ella nos sirva  tenerte presente. 

Siempre recordaremos cuando, de «guajes», íbamos al taller con nuestras bicicletas; nos recibías con una sonrisa, pletórica tu cara de satisfacción, al vernos montar en ellas.

Son muchos los recuerdos que vienen y se agolpan en nuestras mentes: sobre todo, tu forma de vivir la bici. Y podría estar contando anécdotas lo que dura la Vuelta a España. Pero prefiero pintar un pequeño reflejo de tu calidad humana: de la gran persona que eras; de tantas y tantas carreras juntos, acompañando a mi hermano; de cuando íbamos a una carrera y a la siguiente, sin tregua; de cómo te saludaban los mecánicos, los ciclistas, los directores… Era hablar contigo unas palabras y percibir, rendidos a tu persona, ese talento innato que desplegabas.

También quiero rememorar en este homenaje algún momento simpático, entrañable, inolvidable, -y bien puedo asegurar que hubo muchos-.  Pero, no me resisto a traer a la memoria aquella graciosa ocasión en que nos metimos por primera vez con el coche en una carrera, para seguirla desde dentro; la organización nos echó rápidamente, y nos pusimos a pensar cómo resolver aquello. Y lo logramos: hicimos un pequeño cartel, lo colocamos en el parabrisas del coche, y asunto arreglado. A partir de ahí, ningún problema. ¡Vital y sorprendente la alegría de tu persona!

«Van matanos Paquín», me decías, pero era verte la cara que ponías de pillo, y me moría de risa. Eso sí, el día que en la Vuelta a Santander nos pararon en plena carrera, bajaste la ventanilla y dijiste, «somos de la prensa», y nos mandaron continuar. ¡Dios, fuimos riéndonos hasta la meta! Al final, nos prestaba más ir de ilegales que con credenciales. Así eras tú… ¡Cómo no vamos a echarte de menos amigo!

Quiero concluir recordando la gran persona que fuiste, eres y serás, por tu afición a la bicicleta y al deporte en general. Hoy te brindamos esta figura. Y mientras nosotros podamos seguirás vivo en nuestra memoria.

Donde quiera que estés, si nos estás viendo, hemos de decirte que formas parte de nuestras vidas, siempre te recordaremos y te mandamos un fuerte abrazo.

A la memoria de Baltasar,

TUS PAISANOS.            VIVA BALTE.

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