FAMILIA DE BALTASAR Y ELENA (BALTE Y LENA)

Autor: Santos Fernández Fanjul (hijo)

Como hijo de Baltasar y Elena (Garaje Baltasar), pretendo reflejar en este apartado de la página web unas reseñas biográficas de dicho matrimonio, uniendo esta historia familiar al conjunto de las ya recogidas.

 Para tener un mayor conocimiento de esta familia he considerado oportuno retroceder bastantes años atrás y dar a conocer las particularidades de cada rama de la familia, que procedentes de Casomera y Felechosa, se afincaron en Collanzo.

Procedentes de Felechosa, el matrimonio de Santos y Adelaida, junto con sus hijos Baltasar, Rita y Luciano se afincan en Collanzo. Por aquel entonces, año 1930, Santos trabaja como operario de mantenimiento del ferrocarril Vasco-Asturiano, y Adelaida (Lala) era la partera de los pueblos, llegando a ejercer de amamantadora en numerosos casos de recién nacidos.

 Por parte materna, el matrimonio de Eloy y Elena, se desplazan en el año 1922 desde Casomera a Collanzo con sus tres hijos Pepe, Marina y Tina, naciendo ya en Collanzo Elena y Candela.

 Eloy abandona el oficio artesanal de madreñero y comienza a trabajar de zapatero, ubicándose en el bajo del hórreo del chalet de D. Sariego, donde actualmente se encuentra el taller de su nieto Guzmán.

 Unos años más tarde comienza otra faceta profesional, la de tabernero, en el local donde posteriormente se situaría el bar de Juan Reguera.

 Desde este bar se traslada a la Plaza, donde desarrollara la pensión Casa Lena, en la actual casa de Gelín, en la cual se alojarán trabajadores de las minas, de la carretera,…

 En este negocio familiar cada hija desarrolla unas funciones muy delimitadas: Marina se encarga de la cocina, Tina de las labores de costura, y Lena y Candela trabajan de todo un poco.

 Eloy compagina estos trabajos con la función de alguacil del juzgado, y por su trabajo se mueve continuamente por el concejo (son innumerables las anécdotas de los retrasos de asentamiento de nacimiento de niños debidos a los despistes y dudas del alguacil…).

 No contento con esta dinámica de trabajo, Eloy da el paso de emprender un nuevo negocio: una cantera de cal. Esta industria se desarrolla en unos terrenos próximos a Entrepeñas, llamados El Calero. Aún se pueden observar las zonas de extracción y producción de la cal utilizada como material de construcción, pintura, desinfectante e incluso con finalidades sanitarias.

 En este “mundo empresarial” de Eloy dirige a sus hijos, asignándoles unas funciones claras a desarrollar:

 Pepe, que trabajaba a la vez en la mina, se responsabiliza del transporte de los materiales, con el carro y la mula ciega.

 Candela y Lena se encargaron de las labores de extracción y producción, ayudadas por Valentín Pozo. Recuerdo oír a mi madre y a Candela recordar los enormes esfuerzos que requerían estos trabajos.

 Con el devenir de los años, las hijas se fueron casando y si bien continuaban próximas al hogar paterno, poco a poco se fueron perdiendo los vínculos y a la vez creando nuevos ambientes familiares, e incluso cambiando sus domicilios a otros municipios.

 Tras esta introducción histórica familiar, citaré de modo nominal los miembros de cada hijo de estas familias:

 Rita-Ángel: Esther

Luciano-Pacita: Isabel, Luciano, Lucía y Marcos.

———–

Santiago-Marina: Santiago, Rosa Mari, Alberto, Lenita, Tinina, Santos y Eloy.

Tina-Aladino: Angelines, Pepín y Marcelino.

Candelas-Cundo: Manolo y Carlos.

 Baltasar-Elena:

 Antes de casarse, Balte comienza a compaginar el trabajo en la mina de la Carinsa con sus pinitos en el mundo de la mecánica junto a Castelo (taxista que posteriormente se trasladó a Avilés), y comienza a introducirse en el mundo de las bicis y motocicletas.

 Una vez casados, Baltasar traslada su negocio por varios lugares: Casa Genaro, Casa Eloy, Casa Moran, Casa J.Antonio (todos ellos en la Plaza), y finalmente en 1961 compran la cochera de Luis Mejido, donde construirán su hogar y el garaje.

 A lo largo de estos años, en torno a las bicis y motos irán introduciéndose en el mundo de la mecánica diversos familiares (hijos y sobrinos), los cuales hoy en día tienen su vida profesional vinculada al mundo de la mecánica: Guzmán, Santiago, Alberto, Santos, Eloy y Manolo.

 En el momento de hacer una memoria de la vida del garaje de Balte, es necesario resaltar dos importantes aspectos:

 El garaje de Balte siempre fue el lugar donde se buscaba la solución a infinitos problemas, desde cualquier vehículo a utensilios, electrodomésticos e incluso reparaciones de prótesis ortopédicas. De siempre fue el refugio de problemas de diversa índole.

 Y por otro lado quiero resaltar la labor desarrollada por mi madre Lena, que a menudo se encontraba sola y hacía frente a demandas de salvación de problemas mecánicos, y así se ponía ella a reparar un pinchazo, echar aceite, sacar gasolina (había que aspirarla por la boca), etc. Los recuerdos de mi madre compaginando el duro trabajo diario de todas las madres con esas labores del garaje me obligan a darle mi mayor admiración y reconocimiento.

 De aquel pequeño negocio del garaje de bicicletas de 1950 hoy día Baltasar y Elena pueden sentirse orgullosos por ver como su hijo Guzmán continua el negocio con mayores perspectivas.

Junio 2004

 

 Santos Fernández Fanjul

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